Me adormezco en el hastío
de una tarde soleada.
Bajo las nubes que emigran lejos
estoy tumbada,
sobre una nada que es un todo,
tierra mojada.
Las plantas sobre las que estoy,
adaptándose a mi silueta,
me acogen,
me camuflo entre la hierba.
Oido el río arrasador,
que corre por razones
que desconozco.
Pienso, me abandono...
Dulces y alérgicas son
las tardes de abril,
donde respiro naturaleza
y ella me respira a mi.
de una tarde soleada.
Bajo las nubes que emigran lejos
estoy tumbada,
sobre una nada que es un todo,
tierra mojada.
Las plantas sobre las que estoy,
adaptándose a mi silueta,
me acogen,
me camuflo entre la hierba.
Oido el río arrasador,
que corre por razones
que desconozco.
Pienso, me abandono...
Dulces y alérgicas son
las tardes de abril,
donde respiro naturaleza
y ella me respira a mi.
Andrea Fernández García
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